Patriotismo: un recurso de Identidad

martes, 1 de junio de 2010



¿La identidad es algo innato o es necesaria erigirla?

Asomamos de los festejos de un Bicentenario que nos deja algunas enseñanzas y nuevas formas de encarar el sentido de pertenencia.

Venimos retrasando desde hace varios años el compromiso de la discusión sobre qué queremos reivindicar ¿Cuál es nuestro verdadero patrimonio?

Mucho se ha hablado sobre la politización de las fechas patrias, atribuyendo un orden natural a los festejos de la Nación y de sus habitantes, debemos de pensar si en la historia solo existen hechos aislados que innecesariamente son sometidos a interpretación y análisis a lo largo del tiempo, o por el contrario se prestan para una observación y estudio.

¿Qué cosas nos unen? Es necesario plantear de qué manera determinar “La identidad cultural”, ya que la misma no puede darse por sí sola, tenemos la misión de elaborar y desarrollar nuestra identidad desde una diversidad de relaciones sociales, económicas y productivas, en un período de tiempo determinado y dentro de un marco que se define como político.

Explorando en la temática, encontramos una realidad en la cual la revalorización del Patrimonio Nacional, donde se incluyen las fiestas nacionales, parte del concepto de discusión de aquello que queremos rescatar, decantando todo aquello que consideremos como nuestro.
Al contrario de lo que se cree, no padecemos de una falta de hechos hiistóricos, sino de demasiados y de falta de criterio para seleccionar cuáles debemos exaltar, toda elección acarrea una compleja carga simbólica e ideológica de identidad, de aquello que deseamos recuperar en construcción de lo que queremos ser.

El Bicentenario deja en evidencia la necesidad que tenemos como Nación, como pueblo, de pertenecer, de buscar un nexo común con el resto de los compatriotas, en un contexto Latinoamericano. Si no establecemos un patrimonio cultural que deseamos valorar y que nos represente, corremos el riesgo de seguir en una escasez de identidad.

¿Por qué la semana de mayo y no el 9 de julio como fecha del Bicentenario?

Me atrevo a responder, a riesgo de parecer tonto, con otra pregunta ¿Por qué no?

Más allá de la discusión estrictamente del entramado de la historicidad, lo importante es que se está dando a lugar a pensar qué anhelamos reivindicar, quiénes somos y hacia adonde queremos dirigir nuestro futuro.

Dejemos de lado por unos segundos las simpatías al gobierno o a la oposición; los reproches a los cuantiosos caché que cobraron los artistas, a las demoras vehiculares, al ventajismo partidario y a las objeciones que se esgrimen cómo feroces críticas de “Pan y Circo”. Meditemos por un instante cuáles son los valores que se deciden sostener y que se ponen en escena, considerémos como un punto de partida para poder pensarnos a nosotros mismos como conciudadanos, de tener en contemplación a los valores, transformando los hechos historicos en hechos culturales, de comenzar a sentir que formamos parte de algo, que existen recursos e ideas que podemos compartir y con las cuales podemos identificarnos.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

TE FELICITO POR TU INQUIETUD. FRANCO

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